¡Qué necesaria para nuestro trabajo y qué recurrente! Yo digo que siempre nos debe acompañar, como si fuera una más del equipo. No quiero sesión sin ella. Si sé que viene con nosotros me quedo tranquila y disfruto del trabajo. Admito que trabajar con ella es como subir a una montaña rusa. Rara vez sé cómo se va a presentar y de qué guisa, porque ella es muy despistada y nunca avisa de cuándo va a venir, aunque sé que siempre aparece. Unas veces llega legañosa, despeinada y con prisas, otras veces con aires de resabida, serena y con ojos altivos, como si controlara el universo con la mirada. A mí no me importan sus excentricidades, la verdad, tampoco sus manías, ni esos pequeños desaires que creo que a veces me hace, porque ella es divertida y alegre, ya es parte de mí, es familia, es sangre, y todo se le perdona. Cuando la veo, cuando la siento llegar, cualquier revés que hayamos tenido se desvanece y solo quedan las ganas de abrazarla y de decirle cuánto la estimo y cuánto la he añorado. Ella, tan cercana, se deja querer y lo da todo, entonces siento que me mira y señala a Santo que en ese momento sostiene la cámara en sus manos. Me hace el típico gesto de "venga vamos, tú puedes", levantando los pulgares y yo, totalmente entregada, le sonrío con los ojos. A partir de ese momento sé que todo va a fluir. Veo a mis chicas coordinarse, trabajar como si fueran una sola, con decisión, con anhelo, y todo el aplomo del mundo cae sobre mí en cascada. Santo me ha sonreído mientras me enseña la última captura en el visor y eso significa que todo está más que bien.
Otro día más la inspiración apuesta por nosotros.
https://www.santoysenafotografia.com/
"Trampas de redes y de lazos
son los cuentos
con los que me ovillan a la tierra
y con los que me
cercan en el tiempo.
O un estanque
o un espejo
donde yo me repito
y me reflejo."
León Felipe
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